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Tuky CarboniUn recuerdo llenode gratitud y amorHoy quiero recordar a lasamadas maestras que tuve el privilegio de conocer cuando, a la edad desiete a%u00f1os, ingres%u00e9 en laEscuela Provincial J.J. Castelli. Yo ya sab%u00eda leer, porque mi madre, tambi%u00e9nmaestra, me hab%u00eda ense%u00f1ado hac%u00eda ya un tiempo;pero nunca hab%u00eda practicado la escritura. Tampoco sab%u00eda nada de aritm%u00e9tica, ni de otros conocimientos que son indispensables para la formaci%u00f3n de los ni%u00f1os. De laamorosa mano de esasmaestras, inici%u00e9 miaprendizaje y el fervorosodeseo de seguir aprendiendo todos los d%u00edas unpoco m%u00e1s. Todas, sin excepci%u00f3n, dejaron claroque el tiempo limitadoque transcurr%u00eda en las aulas, no era suficiente paraque alcanz%u00e1ramos todoslos conocimientos que estaban a nuestra disposici%u00f3n; y que, si quer%u00edamosprofundizar en alguna delas materias que nos interesaban, pod%u00edamos concurrir a la Biblioteca denuestro pueblo. Curiosacomo siempre he sido, yohac%u00eda preguntas pertinentes al tema que estaba desarroll%u00e1ndose, yellas, amablemente, respond%u00edan, siempre conuna sonrisa comprensiva.Recuerdo que, si no ten%u00edan presente la respuesta,su reacci%u00f3n no era de fastidio ni de enojo por loque podr%u00eda haber sido interpretado como impertinencia; contestaban: %u201cEneste momento no tengoclaro el concepto; pero teprometo que para ma%u00f1ana voy a aclarar tu duda%u201d.Y al d%u00eda siguiente, ni bienentr%u00e1bamos al aula, meofrec%u00edan la respuesta. Deellas aprend%u00ed que la aut%u00e9ntica sabidur%u00eda no secomporta con soberbia nise siente humillada porno saberlo todo; solocomprende sus limitaciones y se esfuerza en superarlasArgentina Arnaud%u00edn deBrutti, Hayde%u00e9 Garibottide Justet, HerminiaHartpkof de Ojeda, Margarita Giardini, Mar%u00eda Juana Marc%u00f3 de Germano yLila Nielsen, en la EscuelaCastelli y Consuelo Cassede Lazo en la Escuela Normal, su amor por la educaci%u00f3n, su permanenteejemplo de integridad,fueron las Maestras que,sin gritos destemplados,sin siquiera una sombrade soberbia, despertaronmi sed por seguir aprendiendo, por tratar decomprender los misteriosde la vida. Y lo hicierondesde el amor practicadoen primera persona. Benditas sean, queridasMaestras.Tuky CarboniAlgunos avisos de la epoca de fundaci%u00f3n de %u201cEl Debate%u201d

